O mejor dicho: la historia de cuando Jan vino al mundo a enseñarnos a vivir en él...
¿Por dónde empezar? Qué difícil es escribir cuando sabes que tus palabras dificilmente podrán estar a la altura de lo que has sentido... Empecemos por el principio. Hace unos meses, mi compañera Mónica Vic nos invitó a todos sus compañeros de "Polvorones" a comer en su casa y pasar la tarde en la piscina de su urbanización. Y conocí a su hijo. Yo sabía que tenía síndrome de down. Pero no conocí a un niño con síndrome de down. Conoci a un niño feliz, alegre, cariñoso, adorable, vital, rubio, con gafas, y que además tiene síndrome de down. Porque las personas somos mucho más que esa cosa que nos dicen que somos y nos diferencia de otras.
Hoy, después de un largo día de ensayos, Laura Toledo y yo hemos ido al cine. Sabíamos que íbamos a ver un documental que nuestra compañera Mónica y su marido, Bernardo Moll Otto, habían estado grabando durante 6 años, sobre la vida de su hijo. La hemos visto hablar de la película. Hemos visto como se le ilumina la cara cuando habla de su hijo. Hemos visto sus nervios ante el estreno y las posibles reacciones que este documental pudiera causar en la gente. La hemos oído hablar sobre el enfoque que le habían querido dar y sobre lo que querían contar. Y aún así, no sabíamos nada. Nos hemos pasado una hora y media llorando. No de pena. Nada más lejos de la realidad. Nos hemos pasado una hora y media llorando de emoción. Porque Jan no es un niño con síndrome de down. Jan es un niño que ha venido a este mundo a darnos una lección. Y tiene dos ayudantes. Mónica y Bernardo. Sus padres. Porque la vida es un camino. Y en ese camino, cada uno con sus dones, sus limitaciones, sus sueños, sus problemas, sus ilusiones, sus desventajas... Aprende a caminar. Igual que aprendió Jan. Algunos van más deprisa, otros más despacio, pero al final, lo importante, es que cada uno elige su camino. A veces las personas alimentamos nuestros miedos con autocompasión. O lo que es peor: Sentimos lástima de todo aquello que no conocemos. De todo lo que es diferente a lo que vivimos. Que osadía y que soberbia más grande juzgar desde la barrera. Y que error tan grande el decir "no puedo" cuando normalmente significa "no me atrevo". Gracias, Jan. Porque gracias a ti, yo hoy me he prometido a mi misma no volver a decir nunca "no puedo". Gracias Mónica y gracias Bernardo por abrirnos las puertas de vuestra alma sin guardaros nada. Gracias por contar una verdadera historia de amor. Gracias por hacer que un niño nos haga querer ser grandes. Vivir, querer sin condiciones ni etiquetas, y recordar que la vida, de una manera o de otra, siempre te devuelve el doble de lo que das. Valiente, sincera, tierna, optimista, triste, alegre, emotiva, y sobretodo, honesta y llena de amor. Así es esta película. Un dardo que se te clava en el corazón. No os la perdáis. No por Jan, ni por Bernardo, ni por Mónica, sino porque es un regalo que os haréis a vosotros mismos
You may say I´m a dreamer
El arma mas poderosa que tiene el ser humano es la palabra. Y por eso, me gustaría rendirle aquí mi pequeño homenaje. Porque las palabras, cuando no están vacías, ponen nombre a pensamientos, a ideas y a sentimientos que mueven acciones... Y cobran vida... Y es entonces cuando ya no se las puede llevar el viento. Porque las palabras ayudan a poner nombre a lo que sentimos y a lo que pensamos, porque hablo en sueños y sueño en palabras.
Los hechos son sagrados, las opiniones, libres
domingo, 6 de noviembre de 2016
La historia de Jan
lunes, 20 de junio de 2016
Ser humano por fin otra vez...
miércoles, 10 de febrero de 2016
Titiriteros, gigantes y molinos
Titiriteros, gigantes y molinos
Existen muchos tipos de manifestaciones artísticas. Entre ellas está el teatro. Existe la comedia, la tragedia, la tragicomedia, el drama... hay entremeses, hay sainetes, hay sátiras... hay teatro enfocado a los adultos, a los niños, a todos los públicos.. teatro enfocado a un grupo más o menos minoritario... hay obras realistas, obras de ciencia ficción... hay comedias musicales, hay teatro gestual, hay mimos, hay cuentacuentos, hay representaciones con títeres... hay teatro bueno, otro menos bueno, o mejor dicho, hay teatro que nos gusta más y teatro que nos gusta menos... clásico, moderno, contemporáneo... solo hay una cosa, una única cosa que todos los géneros y modalidades que he nombrado tienen en común. Solo una. Una sola palabra. FICCIÓN. Son textos, obras literarias, escritas para ser representadas. Independientemente de que el actor que interprete esos textos sea o no el autor de dichas obras, está haciendo eso, INTERPRETAR.
Cuando un actor representa a Macbeth no debemos preocuparnos porque quiera matar al rey. Tarantino no nos está intentando convencer para que matemos a un hombre llamado Bill. Cuando Chaplin se pone ese famoso bigote en El gran dictador no pretende convertirse en Hitler. Vaya obviedad, ¿No? Pues no, parece que no.
Hay un documento histórico llamado Declaración universal de los derechos humanos. En este caso, aunque a veces pueda llegar a parecer lo contrario, no se trata de una obra literaria, sino un escrito que recoge una serie de derechos fundamentales comunes a todas las personas que vivimos en el mundo. En este documento hay un artículo, el 19 concretamente, que habla sobre algo llamado libertad de expresión. Y dice así:
"Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión."
Hasta ahí, todo claro. Macbeth es una obra de ficción y la Declaración de los derechos humanos es un documento real. El problema viene cuando juzgamos la ficción como si fuese realidad y convertimos la realidad en ficción. ¿Os imagináis a un actor siendo detenido durante una representación de la obra de Shakespeare como sospechoso de una conspiración en contra de la monarquía?
¿Os acordáis de cuando "todos éramos Charlie Hebdo"? El mundo se alzó a favor de la libertad de expresión... estos días me pregunto si era diferente porque todos tenemos claro que es una barbaridad que alguien pretenda matarte por ejercer tu libertad de expresión pero no tanto que alguien pretenda encerrarte... o quizás porque somos tan hipócritas que no nos parece de mal gusto satirizar con unas cosas o con otras según lo cerca o lejos que nos queden geográficamente. Pero en realidad, estamos hablando de dos barbaridades distintas, pero de dos barbaridades. En el caso de Francia, unos terroristas pretendieron quitar a un hombre su vida por ejercer su derecho a expresarse. Aquí y ahora, ha sido el sistema el que les ha privado de lo más sagrado que tiene un ser humano a parte de su vida. Su libertad. A mi, personalmente, que un terrorista actúe de manera inhumana, me entristece profundamente, pero no me sorprende. Pero que lo hagan quienes se supone que están para hacer funcionar la justicia, además de entristecerme, me indigna profundamente.
Yo no he visto la representación de los titiriteros. Debo ser la única, porque todo el mundo parece saber exactamente de qué trataba, cómo era, con quién y de que manera se metía... qué suerte. Qué facilidad tiene la gente para juzgar algo que no ha visto y para asegurar cosas que no sabe. Debemos estar aprendiendo mucho de los políticos que nos gobiernan. Yo tengo la extraña manía de intentar no juzgar demasiado asertivamente aquello que no he visto y que desconozco. Aun así, he de decir que, a priori, si me baso en alguna de las 350 versiones de cómo era la supuesta representación, me parece bastante desacertada y de mal gusto. Pongamos que ese es el caso. Que la obra era violenta, desacertada, desagradable y no apropiada para los niños ( eso por supuesto no lo pongo en duda) ni tampoco para ser representada en un espacio público, ni tan siquiera para adultos. De acuerdo. Quizás, tal vez, podría ser... digo yo... que una posible solución sería simplemente ... no sé... ¿quitarla, por ejemplo? Vale, no es suficiente, vamos a buscar responsables. ¿La persona que programó esa representación, quizás? "Es que no habían avisado" "sí, sí que habían avisado" "No, habían dicho que era para todos los públicos" "no, no lo habían dicho" "ya la habían hecho más veces" "no, sólo en Granada" "por cierto, Carmena dimisión" "Pues Ana Botella era peor" "pues ahora los perros pueden ir en el metro" "pues a mi me parece mal porque no me gustan los perros, y encima no se puede ir en coche por el centro" "Carmena dimisión" y mientras tanto, dos personas en la cárcel por .... ¿Por qué motivo? ¿El programador no leyó una sinopsis de la obra? Para que te programen una obra en una sala privada de 30 personas de aforo te piden el dossier, un vídeo, fotos, la descripción de la compañía... ¿Y el programador no tenía ni idea de de qué iba la obra? Sinceramente, no lo comprendo. En caso de que estos dos titiriteros hayan engañado al responsable de la programación, mal por parte de ellos, y mal por parte del susodicho por no hacer bien su trabajo. En caso de que sí lo hayan hecho, mal solo por parte del susodicho. Pero en cualquier caso, el elemento "cárcel" sigue sin encajar en esta ecuación. Y es el elemento principal. Y se nos olvida. Porque quieren que se nos olvide y nosotros nos dejamos, como siempre.
Y yo me pregunto mil cosas.. me pregunto cuales son los límites de la libertad de expresión cuando un concejal tiene que dimitir por unos chistes de mal gusto en twitter de hace 6 años y "otros" no dimiten después de años de contar mentiras como si fueran verdades...por hacer ficción de su falsa realidad... me pregunto si la censura ha vuelto o si nunca se ha ido... me pregunto por qué una alcaldesa tiene que asumir la responsabilidad de la programación de una representación.. ¿Tendría que supervisarla ella personalmente? ¿Entonces sí que estamos de acuerdo en que el presidente del gobierno tendría que dimitir cuando otros miembros de su partido la cagan estrepitosamente? Uy, he dicho presidente del gobierno... si no tenemos de eso... me pregunto si van aprohibir las murgas y las chirigotas, porque se meten con la monarquía, los políticos, los curas... y por tanto en el mundo este nuevo que nos estamos inventando hacen apología de la anarquía, de la rebelión, del sacrilegio... Además, algunas son de mal gusto... pero, para mal gusto, Hombres, mujeres y viceversa, ¿No?... Y eso.. ¿en que horario lo ponen?... Esos dos titiriteros ... como sienten precedente... van a ir seguidos de un montón de pintores, cineastas, dramaturgos, actores... bufff... van a ocupar un montón de sitio en la cárcel, ¿No?... ¿Entonces dónde van a meter a todos los políticos corruptos? Ah no, que esos no van a la cárcel, ahí solo van los titiriteros, la gente pobre e Isabel Pantoja... Es más, tampoco dimiten... No, es que a parte del programador y de Guillermo Zapata aquí solo está de moda ahora la dimisión a Manuela Carmena, porque los trajes de los reyes magos eran horrendos... qué mal gusto!! Anda, mira, como los titiriteros... ah.. es verdad! ....discutámoslo.. discutámoslo todo y peleémonos en las redes sociales.. ¿hago un meme?... ... ...
...y... mientras tanto... mientras tanto, dos personas están en la cárcel y no tengo ni idea de qué terrible delito han cometido. ¿Por qué? Porque hay gente interesada en convertir verdades en mentiras y mentiras en verades, ficción en realidad y realidad en ficción. Gigantes en molinos... y molinos en gigantes.
lunes, 16 de noviembre de 2015
No entiendo nada...
No entiendo nada. Pero nada de nada. Lo que ha ocurrido en Francia es una desgracia y un horror y creo que en eso estamos de acuerdo casi todos. A mi personalmente, cómo quiera manifestarlo cada uno me parece absolutamente respetable mientras no le demos la espalda a lo que ha ocurrido y no simplifiquemos los motivos. Yo no voy a poner la bandera de Francia en mi foto de perfil. Pero es una elección personal. Simplemente prefiero no utilizar banderas en este momento. Si lo hiciera, lo que me gustaría es ponerlas todas. Por desgracia, hay miles de víctimas inocentes muriendo en el mundo, porque en las guerras, ( y no me refiero a guerra como conflicto armado, sino a guerras en general), siempre pagan los inocentes. Y estamos contínuamente en guerra. Nos pasamos la vida gestionando mal los conflictos, y así nos va. ¿Qúe más da quién ponga una bandera de Francia como foto de perfil, un mensaje de condolencia, un lazo negro o quien aproveche la ocasión para recordar que están pasando cosas parecidas en otros países del mundo? Al fin y al cabo creo que detrás de cualquiera de esas manifestaciones no hay más que un símbolo, una manera de decir " nos horroriza y nos conmueve lo que ha ocurrido", y eso no es malo. Estamos como estamos por la absoluta falta de tolerancia con la que gestionamos la vida, intolerancia que algunos fanáticos llevan al extremo de cobrarse vidas. Pero también porque tenemos un problema de ego. Un problema muy grande. Estamos tan absolutamente convencidos de nuestras opiniones personales, nuestras etiquetas y nuestras clasificaciones respecto a todo, que nos quedamos en la superficie. Siempre que hay una catástrofe como la que ha ocurrido, seguimos el mismo proceso. El primer día nos centramos en apoyar a las víctimas, pero a partir del día siguiente empezamos a dividirnos. Le sacamos punta a todo, lo politizamos todo, discutimos con nuestros amigos y conocidos y nos autonombramos protagonistas de lo ocurrido. Dudo que a los familiares de las víctimas les importe un pimiento la frase célebre, la foto o el comentario que ponga la gente en sus redes sociales. Lo que probablemente les gustaría es volver atrás y que no hubiera ocurrido lo ocurrido. Y como es imposible volver atrás, lo único que podemos hacer es tener la humildad de asumir que el mundo no va bien. Unas culturas se creen superiores a otras, unos se aprovechan económicamente de otros, unas religiones se creen con superioridad moral sobre otras... y nosotros nos dejamos arrastrar, entramos en un juego que no nos pertenece, nos dejamos llevar por el odio y volcamos nuestra frustración con las personas equivocadas, entrando en nuevas guerras y dejando nuevas víctimas aunque no sea apretando un gatillo o poniendo una bomba. Ahora los musulmanes son malos. Todos ellos. Son peligrosos. Al igual que los vascos eran etarras, los judíos eran una plaga a exterminar porque querían dominar el mundo económicamente... Me hace gracia cómo algunas personas muy católicas hablan de lo extremista que es la religión musulmana y cuántas guerras han causado, La iglesia católica ha cometido verdaderas atrocidades en nombre de Dios. La mayoría de las grandes barbaridades se han cometido en nombre de Dios, y me da igual de cual. Y detrás de todas ellas ha habido siempre intereses territoriales, económicos y políticos. La historia se repite. Porque se nos olvida. Nos peleamos entre nosotros mientras los cuatro que mueven los hilos ven, donde nosotros vemos una desgracia, una gran oportunidad. Los primeros en monopolizar los medios de comunicación con sus discursos contra las guerras y erigiéndose salvadores del mundo con esa soberbia del que piensa que su cultura es más civilizada y más avanzada que la de otros países que seguro que no saben ni ubicar en el mapa son los mismos que les venden armas y se aseguran de que sigan en una situación de dependencia económica que les permita controlarlo todo y lucrarse con todo, pero luego se llevan las manos a la cabeza ante el terror de una guerra que ellos sostienen. Somos peones, todos. Unos y otros. Y mientras no pensemos y analicemos de manera libre e independiente, en mi opinión, todos somos, en parte, responsables de que el mundo no sea un lugar seguro. Hace falta un cambio. Y los cambios son de dentro hacia fuera, no al revés. Así que, ¿no sería un buen comienzo intentar escucharnos y respetarnos entre nosotros y hacer un intento de no condenar, insultar, despreciar e incluso humillar a todos aquellos que no piensan como nosotros? Yo no creo mucho en las banderas porque creo que el mundo ya estaba aquí antes de que nosotros llegáramos y no nos corresponde dividirlo. Pero, por mi parte, bienvenidas las banderas de Francia, del Líbano, de Siria, de España, o de donde sean. Bienvenidas las ideas argumentadas y la libertad de expresión... bienvenido todo lo que se haga con respeto y con tolerancia. Para mi, decir que todos somos Francia es simplemente mi manera de decir que todos somos ciudadanos del mundo y que cualquier persona a la que quiten la vida tiene toda mi compasión, sea quien sea, y venga de donde venga. No más víctimas inocentes. Y no más verdugos.
jueves, 11 de junio de 2015
POR HERMINIA
Hay momentos en los que me siento especialmente feliz de haber tomado una decisión tan "loca" como la de ser actriz. Y este es uno de esos momentos. Llevo un par de horas pensando en qué escribir. Estoy en shock con la cantidad de mensajes privados, comentarios y tweets que me habéis hecho llegar los que veis Acacias y no me conocéis, excepto por interpretar a Herminia y sin embargo me tratáis con el mismo cariño que si me conocierais personalmente y de toda la vida, y por esos mensajes y llamadas de esos familiares, amigos y compañeros que os habéis enganchado a cada capítulo por apoyarme. Son tantos y tan bonitos que quiero tomarme el tiempo que merecen para ser respondidos uno por uno. Pero no quiero hablar de mi... sino de ELLA.
Cuando me dijeron que iba a interpretar este papel, al principio sentí miedo. No sabía si iba a saber entenderla de verdad, tratarla con la sensibilidad y el respeto que merecía. Pero en seguida me di cuenta de que los sentimientos no entienden de épocas, de lenguajes, de clases sociales ni de lugares. Son atemporales y universales. El mundo no se compone de ricos y pobres, buenos y malos, afortunados y desgraciados. Se compone de personas... personas que viven con unas circunstancias y se enfrentan, mejor o peor, con valentía o con miedo, con bondad o con rencor, a lo que les va sucediendo en la vida. Yo aprendí a querer a Herminia, sin juzgarla ni intentar entenderla, sino aprendiendo a ver el mundo a través de sus ojos. Y la empecé a querer en cuestión de minutos. Para mi, ponerme en su piel y rodearme de compañeros como los que he tenido, ha sido una lección, no solo como actriz, sino también como persona. Sin embargo, creo que cuando he llegado a comprenderla del todo y a darme cuenta de lo afortunada que he sido, ha sido cuando he empezado a ver su vida a través de vuestros ojos y a leer los comentarios que me han llegado día tras día.
Yo creo que ser actriz es ser "contadora de historias". Lo importante son los personajes, no los actores que estamos detrás de ellos. Y todos, desde el primer hasta el último personaje de una historia, son importantes, todos... porque también lo son todas las personas. Y, al igual que todas las personas son igual de importantes pero unas nos llegan más que otras, por el motivo que sea, lo mismo ocurre con los personajes. Y este, a mi, me ha calado muy hondo. Porque en el mundo, por desgracia, ha habido y sigue habiendo muchas Herminias y quizás, su historia, haya removido alguna conciencia, aunque solo sea una, y entonces, yo me reafirmaré en que he elegido la profesión correcta.
Por eso, hoy que siento que la actriz, la persona y el personaje están mezclados y me cuesta separarlos, quiero aprovechar, en primer lugar, para dar las gracias, a mi familia, por apoyarme siempre en mis decisiones personales y profesionales, por enseñarme que no es malo equivocarse, porque de los errores también se aprende y te hacen crecer, por no juzgarme cuando los cometo, sino simplemente tenderme la mano para aydarme a levantarme y por enseñarme a afrontar la vida con valentía y hacer las cosas con el corazón. A mis amigos por escucharme, apoyarme incondicionalmente y ser una segunda familia que elegiría una y otra vez. A todos los que me han ayudado a constuir este camino que he elegido y me hacen aprender cada día... porque Herminia me ha enseñado lo que se siente cuando uno está solo, y yo nunca lo estaré. A las personas que han hecho posible que yo haya formado parte de esta serie: profesores, compañeros, todas esas personas de las que he aprendido y sigo aprendiendo, a mi representante por llevarme de la mano, a las directoras de casting por confiar en mi y por supuesto a todo el equipo de Acacias 38, por hacer posible que se puedan seguir contando historias, por dejarme formar parte de ellas, y a los guionistas, por hacer que Herminia exista y por escribir personajes humanos de verdad. A mis compañeros de la serie por ser un ejemplo de humanidad, de profesionalidad y de talento. Y por último, a vosotros, a todas esas personas que habéis hecho que hoy reciba cientos de mensajes que me han emocionado. Gracias por vuestras palabras, gracias por hacer que mi trabajo tenga sentido, por hacerme sentir que he contado un trocito de una historia y os ha llegado. Por eso, todo ese cariño, si no os importa, se lo voy a trasladar a ella, a Herminia, y por extensión, a todas las personas que se han sentido humilladas, maltratadas o injustamente tratadas por su clase social o por ser mujeres, porque la realidad, por desgracia, a veces, supera la ficción. Por todas ellas, por las personas que se han visto superadas por sus circunstancias, por las que no han visto una salida, por las que se han sentido solas en el mundo y desprotegidas, por las que han sido explotadas en su trabajo y por las que tienen una familia a la que no pueden mantener. Por todos ellos, hoy, deseo de todo corazón que Herminia, en el futuro, sea solo un personaje de ficción...Siempre he querido ser actriz para ayudar un poquito a que el mundo fuera un poco mejor... pero hoy siento que es ella la que me ha hecho ser mejor a mi.
¡POR HERMINIA!
viernes, 13 de febrero de 2015
¡ PROTESTO, SEÑORÍA!
viernes, 9 de enero de 2015
Charlie y la fábrica de hechos y de opiniones
Hay algunas frases que nos marcan; frases que por algún motivo resuenan en nuestro interior con un significado especial; frases que, sin ser nuestras, repetimos una y otra vez sin saber, incluso, en muchas ocasiones, quien las dijo por primera vez. Recuerdo mi primer día en la facultad de periodismo… cuando todavía tenía el firme propósito de escribir mis apuntes con diferentes colores. Ese día, con mi bolígrafo verde, el de las frases importantes, escribí las palabras con las que mi profesor de redacción periodística empezaba la clase: “Los hechos son sagrados, las opiniones libres”. Me pareció una frase tan maravillosa como obvia.
Dicen que cuando vamos creciendo y aprendiendo nos replanteamos cuestiones que ya creíamos tener claras. Dudamos acerca de cosas que dábamos por ciertas, empezamos a creer en cosas que negábamos categóricamente, hacemos cosas que decíamos que nunca haríamos y a veces, incluso, con suerte, aprendemos a escuchar y respetar opiniones que nos cuesta entender… En definitiva…maduramos e intentamos desaprender lo aprendido. “Los hechos son sagrados, las opiniones libres”. Esta frase que me parecía tan obvia, a día de hoy, me parece cualquier cosa menos una obviedad.
Empecemos por analizar los dos grandes sujetos de esta oración: “hechos” y “opiniones”: Creo que en muchas ocasiones no estamos capacitados para distinguir cuándo se trata de lo primero y cuándo se trata de lo segundo; bien porque nuestra subjetividad o nuestro ego nos lo impiden, bien porque en un mundo en el que los medios de comunicación están controlados por personas que salvaguardan su poder impidiendo que la información real nos llegue, en un mundo en el que se manipulan las noticias, en un mundo en el que la censura, a veces explícita y otras muchas encubierta, está a la orden del día, en un mundo en el que vivimos totalmente ajenos a la muchas de las cosas que ocurren y solo tenemos acceso a lo que unos pocos quieren que sepamos, nos faltan hechos … y como todos sabemos, cuando se parte de una hipótesis incorrecta o incompleta, el resultado, por muy bien desarrollado y argumentado que esté, siempre va a ser incorrecto o incompleto. Nos venden opiniones a precio de hechos, así que, ¿Cómo saber cuando se trata de hechos objetivos y cuando se trata informaciones manipuladas por aquellos que nos quieren controlar?
En segundo lugar me gustaría analizar las palabras “sagrado” y “libre”:
RAE: Sagrado: 1. Digno de veneración por su carácter divino o por estar relacionado con la divinidad. 2. Que es objeto de culto por su relación con fuerzas sobrenaturales de carácter apartado o desconocido. 3. Perteneciente o relativo al culto divino. 4. Digno de veneración y respeto.
RAE: Libertad 1. Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. 2. Estado o condición de quien no es esclavo. 3. Estado de quien no está preso. 4. Falta de sujeción y subordinación. 5. Facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas de hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres.
Sagrado, libre… libre, sagrado… sagrado, libre… ¿Por qué, de repente, hay algo que ya no me cuadra?
Volvamos a mi primer año de periodismo y a mis bolígrafos de colores: Recuerdo un conjunto de frases importantes… un montón de frases verdes… un escrito que se redactó para intentar establecer unas bases comunes en torno a las cuales se pudiera establecer un modelo de sociedad en la que todo ser humano tuviese unos derechos irrefutables: La declaración universal de los derechos humanos.
Libre… sagrado… sagrado… libre… Creo recordar algunos artículos de este escrito que giraban en torno a la libertad… y alguno que podría tener algo que ver con lo sagrado…
•Artículo 19: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión
. •Artículo 18: Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Hace un par de días llegó a nuestros oídos una terrible noticia: unos extremistas encapuchados irrumpieron en la redacción del semanario satírico parisino Charlie Hebdo, asesinaron a quemarropa a un grupo de personas y dejaron un gran número heridos, algunos de ellos de gravedad. Como todos sabemos, este semanario había publicado unas viñetas que algunos interpretaron como una ofensa imperdonable hacia su religión. ¿Cuales son los hechos? Para la mayoría de nosotros, independientemente de su nacionalidad, cultura, creencias políticas o religiosas, los hechos son los siguientes: Esto ha sido un acto terrible e inhumano que no es justificable bajo ningún concepto. Ha sido un atentado, no solo contra la libertad de expresión, sino contra la vida, lo cual es lo más “sagrado” que posee un ser humano. En mi “opinión”, los “hechos” se pueden resumir en una frase. Todo lo demás, son opiniones, y permitidme que, como tales, me reserve mi “derecho” a cuestionármelas todas.
Siguiendo con mis “frases de bolígrafo verde”, permitidme que incluya alguna de las que he incorporado en el presente. Últimamente he leído mucho sobre un hombre llamado Jiddu Krishnamurti,:
"Ningún libro es sagrado, lo puedo asegurar, igual que el periódico, son solo palabras impresas en papel, y tampoco en ellas hay nada sagrado."
Karl Marx decía que la religión es el opio del pueblo. Yo creo que el problema no es la religión en sí, sino el uso que las personas han hecho de las distintas religiones a lo largo de los años. En mi opinión, vivimos rodeados de opio. Nos han hecho adictos al opio. El opio del pueblo es la religión, la política, los medios de comunicación… todo aquello que nos hace construir nuestras opiniones en torno a hipótesis equivocadas, todo aquello que nos inculcan como una ilusión que nos hace creer que nuestras ideas son correctas y las de los demás son erróneas, todo aquello que nos impide ver la realidad y pensar por nosotros mismos. Creer en un dios, sea cual sea; establecer nuestra vida en torno a unos principios morales, sean los que sean, tener una serie de ideas políticas, sean del carácter que sean, pensar, creer, debatir, leer, observar o sentir las cosas de la manera que sea, no es malo. Lo malo, lo que crea un mundo en el que algunos hacen daño, insultan, coartan, imponen o incluso matan en nombre de la religión, de la política o de su particular sentido de la justicia, es el hecho de dejarnos guiar por cualquier norma, ley, principio moral o autoridad de cualquier tipo olvidando que la mayoría de esas ideas ni siquiera son nuestras: Nos las han inculcado y las repetimos en nuestra mente como esas frases que repetimos sin siquiera saber quien las pronunció por primera vez, con qué intención ni en qué contexto. Nos dejamos manipular y desde nuestras hipótesis equivocadas manipulamos a los demás, y eso sí que es triste… muy triste.
“La libertad no se puede dar; la libertad es algo que surge cuando uno no la busca. Surge cuando uno descubre que es prisionero, cuando descubre por sí mismo el estado de estar condicionado, cuando descubre que es un prisionero de la sociedad, la cultura y la tradición, o de alguna cosa que le hayan contado. La libertad es orden - nunca desorden - y uno debe tener libertad, libertad total, tanto externa como internamente. Sin libertad no hay claridad, sin libertad, no puede amar, sin libertad no puede hallar la verdad; sin libertad no puede ir más allá de las limitaciones de la mente. Debe exigirla con todo su ser. Y cuando la exija de esta manera, descubrirá por sí mismo lo que es orden – y orden no es seguir un patrón, un molde; no es el resultado de un hábito.” J. Krishnamurti, Obras Completas, Tomo VIII, Bombay, India, enero 1968.
Por mi parte, hoy, escribiría muy pocas cosas con mi bolígrafo verde… Escribiría que quiero vivir en un mundo en el que las personas podamos ser realmente libres. Que condenemos cualquier forma o expresión de violencia y le demos el peso que debe tener, no solo cuando las víctimas son personas con las que empatizamos porque compartimos sus ideas y porque estamos de acuerdo con su lucha… sino también cuando piensan, obran, sienten y actúan de manera diferente a la nuestra. Que no nos dejemos manipular por aquellos que nos empujan a pensar como les conviene que pensemos, que no normalicemos lo que no es normal, que un atentado terrorista, una guerra, que la gente muera de hambre, la coacción, los atentados contra los derechos humanos, no dejen de ser importantes porque estén presentes en el día a día, que las cosas que nos conmocionan no se queden en nuestra memoria 24 horas y luego desaparezcan… y que no olvidemos que , en esencia, las personas , al fin y al cabo, somos eso, personas…y no merecemos que nadie decida si tenemos o no tenemos derecho a pensar, a hablar, a escribir, a dibujar, a sentir, y por supuesto, a vivir.
“Uno es el mundo, no está separado del mundo, no es americano, ruso, hindú o musulmán. Uno no es ninguna de estas etiquetas y palabras, uno es el resto de la humanidad, porque su consciencia, sus reacciones son similares a las de los demás. Puede que hable un idioma diferente, tenga diferentes costumbres, eso es la cultura superficial, todas las culturas aparentemente son superficiales, pero su consciencia, sus reacciones, su fe, sus creencias, sus ideologías, sus miedos, ansiedades, su soledad, sufrimiento y placer son similares al resto de la humanidad. Si usted cambia, eso afectará a toda la humanidad.” J. Krishnamurti, Diario II.
“Los hechos son sagrados, las opiniones libres”… creo que voy a redactar la frase de otra manera y decir que, en mi opinión, el hecho es que lo que debería ser sagrado es la libertad.
Je suis Charlie.
Jazmín Abuín Janeiro