Los hechos son sagrados, las opiniones, libres

Los hechos son sagrados, las opiniones, libres

domingo, 4 de mayo de 2014

Heroinas...

Para esas trabajadoras a tiempo completo, cuidadoras y salvadoras incondicionales, esas que no entienden de horarios ni de fechas, esas que aceptan con el corazón incluso aquellas cosas que no comprenden con la cabeza, esos ángeles de la guarda que nos recogen cuando nos caemos, esas mujeres que son incapaces de dormir o respirar hasta que se aseguran de que estamos bien, esas heroínas que cambiarían su vida por la nuestra para evitarnos hasta el mas mínimo sufrimiento... Y en especial para una de ellas, mi heroína particular: mi madre.

Hay quien dice que nuestra personalidad, nuestra forma de ver el mundo y nuestro comportamiento son el resultado de una predisposición genética... Otros afirman que depende de la educación que hemos tenido... Algunos opinan que depende del trabajo personal que hacemos con nosotros mismos por vaciar nuestras mochilas y llenarlas de cosas nuevas... De la experiencia adquirida a medida que caminamos por el mundo. Probablemente somos un conjunto de todas esas cosas, pero, en mi caso, siempre he estado convencida de que no seria quien soy si no hubiera tenido la suerte de haber tenido la familia que tengo.

Cuando somos niños, copiamos conductas. Y, como todos llevamos un niño dentro, en mi caso, mi "niña" me recuerda cada día que tengo a mi lado un referente claro de la persona que quiero ser.

Por vivir con la honestidad como lema, por hacer un esfuerzo constante por entender incluso las cosas no compartes, por dar consejos sabiendo que a veces no los voy a seguir y no decir " te lo dije" cuando descubro que debería haberlos seguido, por apoyarme en lo personal y en lo profesional cada día de mi vida,  por enseñarme que en la vida todo se consigue con esfuerzo y constancia, por no juzgar a nadie y perdonar a todo el mundo, porque las palabras rencor, orgullo y prejuicio no existen en tu vocabulario, por tu empatía, tu generosidad y tu espíritu de sacrificio, por no emitir jamas juicios morales y  por enseñarme a vivir sabiendo que nada esta mal si te hace feliz y no hace infelices a los demás, que la grandeza de las personas reside en sus corazones, que la paciencia y la templanza son la base para tomar buenas decisiones, que no es malo equivocarse si nuestros errores nos sirven para aprender y que los sueños se pueden hacer realidad.

Por encontrar objetos desaparecidos, por frases como " llevate un paraguas, parece que va a llover", por ver siempre mas allá, por no ser capaz de dormir tranquila si estoy en casa de visita y salgo por la noche aunque tenga 30 años y lleve diez viviendo sola, por preguntarme cada día si he comido bien y si voy abrigada cuando hace frío, por tus llamadas diarias para hablar de todo o de nada, por tu capacidad para saber lo que estoy pensando incluso cuando intento ocultarlo, por adivinar a quinientos kilómetros de distancia que me duele la cabeza, la espalda, el estomago o que he tenido un dia duro...Y por ser igual de "cabezona" que yo.

Por ser mi heroína particular: tenaz, generosa, trabajadora incansable, comprensiva, empatica, tolerante e inteligente y a pesar de ello seguir luchando por ser cada día mejor persona...

Por todas estas cosas, hoy, la niña que llevo dentro y yo te damos las gracias.

Te quiero, mamá.

viernes, 2 de mayo de 2014

NO TE DETENGAS, WALT WHITMAN

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños. No te dejes vencer por el desaliento. No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que es casi un deber. No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario. No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo. Pase lo que pase nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos de pasión. La vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia. Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa: Tu puedes aportar una estrofa. No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre. No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un silencio espantoso. No te resignes. Huye. "Emito mis alaridos por los techos de este mundo", dice el poeta. Valora la belleza de las cosas simples. Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos. Eso transforma la vida en un infierno. Disfruta del pánico que te provoca tener la vida por delante. Vívela intensamente, sin mediocridad. Piensa que en ti está el futuro y encara la tarea con orgullo y sin miedo. Aprende de quienes puedan enseñarte. Las experiencias de quienes nos precedieron de nuestros "poetas muertos", te ayudan a caminar por la vida La sociedad de hoy somos nosotros: Los "poetas vivos". No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas ...

Misántropos...

Cuando Moliere decía que la comedia "corrige las costumbres riendo", se refería a las de esa sociedad del siglo XVII que el dramaturgo consideraba hipócrita y carente de valores. El autor afirmaba que la hipocresía "es el colmo de todas las maldades", pensamiento que plasmó en muchas de sus obras; entre ellas, El Misántropo. Casi cuatro siglos más tarde, Miguel del Arco revisa esta obra de Moliere y nos presenta una adaptación brillante de este Misántropo trasladada a nuestros tiempos. Ayer tuve el privilegio de sentarme a verla en el Teatro Español y recordar, una vez más que, más allá de períodos históricos, culturas, idiomas y avances tecnológicos, la esencia del ser humano es siempre la misma. Los tiempos cambian, pero nuestras pautas de comportamiento se repiten más allá del tiempo y del espacio. Lo que Moliere escribió en 1666 encaja perfectamente con lo que nos muestra Miguel del Arco en 2014 en una función de las que hacen pensar. Mientras unos impecables actores daban vida a este gran texto, no pude dejar de hacerme preguntas... y una de ellas es la siguiente: ¿ Es rentable la verdad? A nadie le gusta que le mientan, pero todos mentimos; no nos gusta la hipocresía, pero a veces somos hipócritas... todos nos consideramos a nosotros mismos " personas sinceras" y sin embargo, a menudo dudamos de la sinceridad de los demás... no nos gusta el "sistema", pero nos aterra que este nos rechace... queremos ser nosotros mismos pero no siempre permitimos que los demás hagan lo mismo. ¿Por qué nos esforzamos tanto por obtener la aprobación de "los demás" incluso cuando creemos firmemente que " los demás" no merecen nuestra aprobación? ¿ Dónde está el límite entre la diplomacia y la hipocresía? Supongo que ese límite, si es que lo hay, está donde cada uno decida ponerlo. El problema es que cada uno lo pone en un sitio diferente y, generalmente, no lo traza en el mismo lugar cuando se trata de si mismo que cuando se trata del resto de las personas. Lo que en uno mismo es sinceridad, si viene de otros es mala educación o incluso crueldad; lo que en uno es una "mentira piadosa", en otros es simplemente una mentira, porque las "mentiras piadosas no existen"; lo que en uno es educación, diplomacia o amabilidad en otros es falsedad... porque resulta mucho más sencillo mirar la paja en el ojo ajeno que mirarse en el espejo, ya que, cuando uno decide mirarse al espejo, mirarse de verdad, corre el riesgo de que no le guste lo que ve. La soberbia, el exceso de ego y el orgullo esconden, en realidad, un profundo miedo al rechazo. Si estuvieramos seguros de que nos gusta lo que vemos en el espejo no necesitaríamos que viniera nadie a confirmarnos que es bonito. ¿ O quizás sí? A veces, incluso estando aparentemente seguros de lo que pensamos o sentimos, necesitamos decirlo en alto y que alguien nos de la razón. ¿ Por qué? Porque por mucho que nos empeñemos en negarlo, nos necesitamos. Somos animales sociales y no estamos diseñados para vivir islados. Y ese afán por encajar hace que nuestros límites se vuelvan difusos. Gracias, Misántropo, por recordarme cuales son los míos, o al menos, donde quiero luchar cada día por ponerlos: Vivir intentando ser honesta conmigo misma y con el mundo y dejar que el mundo viva de la manera que elija vivir. Intentar mantener a mi lado y cuidar a quienes tienen una visión del mundo, no igual, pero si compatible con la mía pero nunca despreciar a los que no la tienen, y sobretodo, aprender de los primeros y también de los segundos... e intentar aportar algo positivo al "mundo", pero sin pretender que mi aportación guste a "todo el mundo". Creo que mi límite particular entre la sinceridad y la mentira está en ser y dejar ser. Ser honesto con los demás es importante, pero lo es mucho más serlo con uno mismo. ¿ Es rentable la verdad? NO. Pero, en mi opinión, es necesaria... quizás deberíamos centrarnos menos en que salgan las  "verdades de nuestra mente" por nuestra boca y más en que entren las "verdades de nuestra mente" a nuestras almas.