Los hechos son sagrados, las opiniones, libres

Los hechos son sagrados, las opiniones, libres

lunes, 16 de noviembre de 2015

No entiendo nada...

No entiendo nada. Pero nada de nada. Lo que ha ocurrido en Francia es una desgracia y un horror y creo que en eso estamos de acuerdo casi todos. A mi personalmente, cómo quiera manifestarlo cada uno me parece absolutamente respetable mientras no le demos la espalda a lo que ha ocurrido y no simplifiquemos los motivos. Yo no voy a poner la bandera de Francia en mi foto de perfil. Pero es una elección personal. Simplemente  prefiero no utilizar banderas en este momento. Si lo hiciera, lo que me gustaría es ponerlas todas. Por desgracia, hay miles de víctimas inocentes muriendo en el mundo, porque en las guerras, ( y no me refiero a guerra como conflicto armado, sino a guerras en general), siempre pagan los inocentes. Y estamos contínuamente en guerra. Nos pasamos la vida gestionando mal los conflictos, y así nos va. ¿Qúe más da quién ponga una bandera de Francia como foto de perfil, un mensaje de condolencia, un lazo negro o quien aproveche la ocasión para recordar que están pasando cosas parecidas en otros países del mundo? Al fin y al cabo creo que detrás de cualquiera de esas manifestaciones no hay más que un símbolo, una manera de decir " nos horroriza y nos conmueve lo que ha ocurrido", y eso no es malo. Estamos como estamos por la absoluta falta de tolerancia con la que gestionamos la vida, intolerancia que algunos fanáticos llevan al extremo de cobrarse vidas. Pero también porque tenemos un problema de ego. Un problema muy grande. Estamos tan absolutamente convencidos de nuestras opiniones personales, nuestras etiquetas y nuestras clasificaciones respecto a todo, que nos quedamos en la superficie. Siempre que hay una catástrofe como la que ha ocurrido, seguimos el mismo proceso. El primer día nos centramos en apoyar a las víctimas, pero a partir del día siguiente empezamos a dividirnos. Le sacamos punta a todo, lo politizamos todo, discutimos con nuestros amigos y conocidos y nos autonombramos protagonistas de lo ocurrido. Dudo que a los familiares de las víctimas les importe un pimiento la frase célebre, la foto o el comentario que ponga la gente en sus redes sociales. Lo que probablemente les gustaría es volver atrás y que no hubiera ocurrido lo ocurrido. Y como es imposible volver atrás, lo único que podemos hacer es tener la humildad de asumir que el mundo no va bien. Unas culturas se creen superiores a otras, unos se aprovechan económicamente de otros, unas religiones se creen con superioridad moral sobre otras... y nosotros nos dejamos arrastrar, entramos en un juego que no nos pertenece, nos dejamos llevar por el odio y volcamos nuestra frustración con las personas equivocadas, entrando en nuevas guerras y dejando nuevas víctimas aunque no sea apretando un gatillo o poniendo una bomba. Ahora los musulmanes son malos. Todos ellos. Son peligrosos. Al igual que los vascos eran etarras, los judíos eran una plaga a exterminar porque querían dominar el mundo económicamente... Me hace gracia cómo algunas personas muy católicas hablan de lo extremista que es la religión musulmana y cuántas guerras han causado, La iglesia católica ha cometido verdaderas atrocidades en nombre de Dios. La mayoría de las grandes barbaridades se han cometido en nombre de Dios, y me da igual de cual. Y detrás de todas ellas ha habido siempre intereses territoriales, económicos y políticos. La historia se repite. Porque se nos olvida. Nos peleamos entre nosotros mientras los cuatro que mueven los hilos ven, donde nosotros vemos una desgracia, una gran oportunidad. Los primeros en monopolizar los medios de comunicación con sus discursos contra las guerras y erigiéndose salvadores del mundo con esa soberbia del que piensa que su cultura es más civilizada y más avanzada que la de otros países que seguro que no saben ni ubicar en el mapa son los mismos que les venden armas y se aseguran de que sigan en una situación de dependencia económica que les permita controlarlo todo y lucrarse con todo, pero luego se llevan las manos a la cabeza ante el terror de una guerra que ellos sostienen. Somos peones, todos. Unos y otros. Y mientras no pensemos y analicemos de manera libre e independiente, en mi opinión, todos somos, en parte, responsables de que el mundo no sea un lugar seguro. Hace falta un cambio. Y los cambios son de dentro hacia fuera, no al revés. Así que, ¿no sería un buen comienzo intentar escucharnos y respetarnos entre nosotros y hacer un intento de no condenar, insultar, despreciar e incluso humillar a todos aquellos que no piensan como nosotros? Yo no creo mucho en las banderas porque creo que el mundo ya estaba aquí antes de que nosotros llegáramos y no nos corresponde dividirlo. Pero, por mi parte, bienvenidas las banderas de Francia, del Líbano, de Siria, de España, o de donde sean. Bienvenidas las ideas argumentadas y la libertad de expresión... bienvenido todo lo que se haga con respeto y con tolerancia. Para mi, decir que todos somos Francia es simplemente mi manera de decir que todos somos ciudadanos del mundo y que cualquier persona a la que quiten la vida tiene toda mi compasión, sea quien sea, y venga de donde venga. No más víctimas inocentes. Y no más verdugos.