Los hechos son sagrados, las opiniones, libres

Los hechos son sagrados, las opiniones, libres

domingo, 6 de noviembre de 2016

La historia de Jan

O mejor dicho: la historia de cuando Jan vino al mundo a enseñarnos a vivir en él...
¿Por dónde empezar? Qué difícil es escribir cuando sabes que tus palabras dificilmente podrán estar a la altura de lo que has sentido... Empecemos por el principio. Hace unos meses, mi compañera Mónica Vic nos invitó a todos sus compañeros de "Polvorones" a comer en su casa y pasar la tarde en la piscina de su urbanización. Y conocí a su hijo. Yo sabía que tenía síndrome de down. Pero no conocí a un niño con síndrome de down. Conoci a un niño feliz, alegre, cariñoso, adorable, vital, rubio, con gafas, y que además tiene síndrome de down. Porque las personas somos mucho más que esa cosa que nos dicen que somos y nos  diferencia de otras.
Hoy, después de un largo día de ensayos, Laura Toledo y yo hemos ido al cine. Sabíamos que íbamos a ver un documental que nuestra compañera Mónica y su marido, Bernardo Moll Otto, habían estado grabando durante 6 años, sobre la vida de su hijo. La hemos visto hablar de la película. Hemos visto como se le ilumina la cara cuando habla de su hijo. Hemos visto sus nervios ante el estreno y las posibles reacciones que este documental pudiera causar en la gente. La hemos oído hablar sobre el enfoque que le habían querido dar y sobre lo que querían contar. Y aún así, no sabíamos nada. Nos hemos pasado una hora y media llorando. No de pena. Nada más lejos de la realidad. Nos hemos pasado una hora y media llorando de emoción. Porque Jan no es un niño con síndrome de down. Jan es un niño que ha venido a este mundo a darnos una lección. Y tiene dos ayudantes. Mónica y Bernardo. Sus padres. Porque la vida es un camino. Y en ese camino, cada uno con sus dones, sus limitaciones, sus sueños, sus problemas, sus ilusiones, sus desventajas... Aprende a caminar. Igual que aprendió Jan. Algunos van más deprisa, otros más despacio, pero al final, lo importante, es que cada uno elige su camino. A veces las personas alimentamos nuestros miedos con autocompasión. O lo que es peor: Sentimos lástima de todo aquello que no conocemos. De todo lo que es diferente a lo que vivimos. Que osadía y que soberbia más grande juzgar desde la barrera. Y que error tan grande el decir "no puedo" cuando normalmente significa "no me atrevo". Gracias, Jan. Porque gracias a ti, yo hoy me he prometido a mi misma no volver a decir nunca "no puedo". Gracias Mónica y gracias Bernardo por abrirnos las puertas de vuestra alma sin guardaros nada. Gracias por contar una verdadera historia de amor. Gracias por hacer que un niño nos haga querer ser grandes. Vivir, querer sin condiciones ni etiquetas, y recordar que la vida, de una manera o de otra, siempre te devuelve el doble de lo que das. Valiente, sincera, tierna, optimista, triste, alegre, emotiva, y sobretodo, honesta y llena de amor. Así es esta película. Un dardo que se te clava en el corazón. No os la perdáis. No por Jan, ni por Bernardo, ni por Mónica, sino porque es un regalo que os haréis a vosotros mismos

No hay comentarios:

Publicar un comentario